miércoles, abril 06, 2011

Alegato contra el ruido / Allegation against noise




La ciudad donde vivo es una de las zonas más ruidosas de España, después de Valencia y al mismo nivel que Madrid. Me sorprende cómo en mi ciudad, que es heredera de una tradición de respeto por la naturaleza, se hayan creado hábitos de conducta insolidaria y cómoda por parte de sus ciudadanos. No termino de comprender por qué en una ciudad de proporciones vitruvianas y en la que el casco urbano está bien dimensionado en cuanto al diámetro de los servicios, es necesario utilizar con tanta frecuencia el vehículo, cuando es casi siempre factible realizar todos los trayectos a pie.

Tampoco entiendo la actitud de la Iglesia en cuanto a la celebración de fiestas de santos patronos, puesto que una institución que se denomina receptora de los preceptos de Jesús no debería incurrir en la generación de ruido constante y prolongado en las celebraciones.

Otro tanto hay que decir de las diversiones nocturnas. Se ha puesto de manifiesto que el hecho de la reunión de personas en las plazas y lugares de ocio nocturno es motivo de estruendosas madrugadas de alcoholismo, riñas y música a límites intolerables para los vecinos que intentar conciliar el sueño en sus aledaños.

Es digno de encomio y consecuencia de una política autonómica insostenible el estoicismo de los habitantes que viven cerca de los aeropuertos, cada vez más frecuentes en nuestras ciudades, donde no se ha estudiado un plan de contaminación acústica. El límite de decibelios en estos casos supera la tolerancia humana.

Por último, no podía faltar en una sociedad consumista la constante y proliferante adquisición de perros como mascotas. Estos animales, que intentan suplir la soledad, inseguridad, el cariño y la falta de compañía que la nueva sociedad del nuevo milenio ha generado, son un factor más de molestias para vecinos que en su justo derecho intentan descansar o concentrarse para estudiar. Pero sus amos que por mero capricho, justificándose en la naturaleza inconsciente del animal y en la propiedad privada, no quieren entender el gran daño que causan sus ladridos.

En esta defensa por el respeto al descanso y al estudio, en mi caso particular, me ha costado ser víctima en el año 2007 de un injusto atropello moral, infamia y difamaciones por el complicado conglomerado social de mi entorno.

Ante esta nueva situación creada por una nueva sociedad del ruido y del estruendo en lugares donde concurre la convivencia de muchos seres humanos con diferente idiosincrasia, problemas de salud y circunstancias personales, la única solución que cabe es modificar la Constitución para añadir nuevas leyes que protejan el derecho a la intimidad y el derecho al descanso de las personas.

Para terminar y si me lo permiten mis lectores, me gustaría citar un frase de una entrada que publiqué en mi blog en octubre del año 2006:

http://elcandil.blogspot.com/2006/10/tranquilidad-stillness.html

"...la actitud de aguante ante el ruido es inversamente proporcional a la inteligencia..."

Arthur Schopenhauer.

Todos los derechos reservados. Copyright © Carlos Jiménez de Parga 2006 - 2015 Carlos Jiménez Parga - Registrado en la Propiedad Intelectual de Murcia - Reg nº 910/09